viernes, 6 de mayo de 2016

La última estrella en el cielo (Parte III: Lucero del Alba) | Relato propio




En la parte I del relato había dicho que este relato se iba a dividir en tres partes, pero al final la parte III me a quedado muy larga así que he decidido subdividirla para no hacer pesada su lectura; continuando con la parte II (que si no has visto las partes anteriores del relato será un poco complicado de que comprendas que pasa) aquí va la tercera parte.

La última estrella en el cielo

III

Lucero del alba

¿Quién apagó las luces? ¿Quién bajó el interruptor del cielo? Este cielo no podría ser más oscuro y es que de verdad solo hay oscuridad, casi no puedo ver nada, estiro mis brazos buscando algo más allá de mis narices, ¿Qué?, no lo sé, estoy dudando incluso de mis pensamientos, todos los planes han cambiado, ya es de noche, está solitaria noche aúllan las remembranzas y estoy dudando incluso de mi persona y el reloj no parece que funcione; ¿Qué puedo observar? Cierro mis ojos y titilan manchas brillosas de quien eres; no es que me esté desangrando pero se me baja la presión, no es que esté a punto de darme un infarto, pero me duele mi corazón, no es que esté a punto de desmayarme pero siento mi mente desvanecer, siento mis palmas cosquillear y una extraña sensación de pesadez desde la punta de mis dedos al hombro; me puse a escribir cartas sin destinatario ni remitente ya que no había oídos que me pudieran escuchar y yo no tenía boca con la cual gritar, mis manos se volvieron la herramienta con la cual clavé tristezas en la libreta, mi lápiz fue el instrumento encargado de dibujar las peores tormentas con color del verbo; fue
así como logré echar andar el reloj, un poco lento pero algo avanza, aliviando el sentir de como cuando es de esos días que por dentro llueve y que los recuerdos humedecen y hacen moho los rincones más insensatos de tu mente, cuando tus cimientos parecen tan inestables. Necesito tiempo para pensar, cerillos para generar fuego, cigarrillos para calentar un poco por dentro el cuerpo, humo para ocultar el presente, alcohol para curar las heridas que tengo aquí adentro. Una noche como ésta y todos estos vicios juntos al menos pueden poner en ebriedad el antes, con furor mis compañeros me invitaban a sus círculos, preferí estar solo con el cielo apagado, así comencé a alejarme del mundo, amigos y conocidos me veían de lejos engordar de agonía, mi cabello crecer como mala yerba, mis ojeras tatuar el contorno de mis ojos, mis dientes teñirse de amarillo, mal olor, mal humor sin ganas de tomar la mano de quien quiera ayudarme a salir del pozo, me agrada estar entre mis propios escombros. He dicho, espero del futuro lo que él quiera darme, entre pilas de papel y sorbos de letanía con café, le di la espalda a lo que tiempo atrás yo pensaba que era, a esa esperanza de un futuro radiante, mis sueños hechos polvo, mis metas ennegrecidas y mis principios diluidos. Ni poeta, ni letrista, lo que escribo no me gusta; mucho menos profesionista, oliendo aun su fragancia me pregunto ¿cómo puede existir un médico que odie la humanidad? O como un florista que odie las flores, tal cosa es como el cocinero que no tiene gusto, el pianista sin oído; así volviéndome todavía más egoísta, por despecho con el orgullo lastimado, gritos ahogados por la almohada preguntando ¿No es irónico que la vida nos junte para estar separados?; perdiendo el tiempo, sintiendo descomponerse cada emoción, nadie murió pero estoy de luto, es extraño por más grande que sea o por más cerca que se aproxime otro astro no me afecta su gravedad, no siento atracción, a mi alrededor es gravedad cero y voy flotando en un área sin luz ni destino. Los planetas que han orbitado conmigo desde que nací me cuestionan cuando dejaré de ser un lastre, ellos me brindan de su fuerza para no perderme lejos de este sistema pero les pesa, no les gusta tenerme como un inútil satélite, desean que sea algo de provecho; ¿Tus sueños?, déjalos, consigue tu propio pan, ¿Cuándo reaccionaras y dejaras de ser una sanguijuela?, abofeteadas que más me hundían, de verdad que no puedo, no me encuentro en ningún sitio más que en mi cueva y mis alrededores, los propios planetas con los que siempre estuve me querían expulsar de su órbita; ya estaban hartos de mi vida lastimosa, nihilista y mediocre, ¿Amigos? Lo siento ¿Quiénes son?  No uso más que mascaras con ellos para ocultar mis caras largas, es cierto que para ellos también les resulto ser una carga, no es divertido invitar al tipo que siempre termina desahogándose en lágrimas, el que termina ahogando en alcohol sus penas, el que termina montándose un drama gritando que en su sangre corre la tragedia. Que cansón y frustrante, por ello me refugio sobrellevando esto como un ermitaño para no llevarme planetas de encuentro en mí devastación, entre todo tipo de pasatiempos, así mis músculos comenzaron a relajarse y junto al tiempo atenuaron el calor de la herida, no digo cicatrizar porque para ello hace falta más que solo tiempo, pero aprendí a vivir con el dolor en medio de la noche vespertina hasta que vino a susurrarme la primer doncella de la noche, Lucero del Alba.

Así con el ánimo todavía medio rasgado ella se animó a dirigirme las primeras palabras de la noche; vestida de amarillo, sexy e indiscreta de atmósfera pesada y misteriosa me miró con ternura preguntando ¿Por qué llevaba todo aquel inútil equipaje?, maletas llenas de emociones rotas, fragmentos de corazón, recuerdos y fotografías; sin saber que responderle le sonreí y agaché la mirada, tartamudee y balbucee ya habiendo perdido la habilidad de entablar y mantener una simple conversación, a ella eso poco le importó dándome un abrazo cálido. Lucero es sensual pues es la misma Venus, diosa del amor y al verme frágil y vulnerable su labor se convirtió en sobar los moretones, poner vendas a mis heridas abiertas, untar pomada para masajear el dolor, su saliva se vertió cual medicina en mi cuerpo, mis labios partidos. Lucero del Alba no es una estrella pero refleja luz, no es una estrella pero es tibia y regala sin el menor interés su calor; entre líneas te digo que me convertí en un torpe, ¿Cómo tratar a una mujer? Claro que podemos pasar acurrucados dándonos mimos hasta que vuelva a amanecer pero necesito del dialogo, saber de ti y tus gustos, ¿Te gusta mirar el paisaje como a mí? Sentir el pasado, saborear el presente, sondear el futuro; ¿Huracanes o sequías? ¿Por qué te limitas a bosquejar sonrisas? Yo sé que la noche es joven pero hay prisa, yo se que la noche apenas empieza pero de veras que tengo prisa, ¿Qué haré si el amor no me espera en esta vida? Más me apapachas y más siento que tus brazos me pesan, tus abrazos se vuelven cadenas, me amarras a una relación que no me llena prefiero que guardemos distancia.

Siendo sincero ella es linda y la dejo que me trate como más le guste pero en realidad ella no me gusta, la quiero a mi lado porque empecé a detestar la soledad y el frio en medio de esta joven noche, ¿Cariño por qué me ves con esos ojos tan nobles? ¿Ya te diste cuenta de que solo soy un monstruo herido y no ataco porque estoy débil? Pelirroja de fuego, te gusta jugar a ser la redentora y a mí me gusta tu voluptuosidad, comerme esos labios grandes y rojos como frambuesas, tu brillo en el cielo, ser parasito de tu bondad, ¿De verdad no estas consciente del monstruo al que estas sanando? Mi autoestima se la está tragando mi orgullo, mi ego se está inflamando cada vez que nos revolcamos en un volcán diferente, un desgraciado desagradecido, te maltrato con indiferencia y repugnancia, no eres mi compañera ni quiero osar circular por tu orbita, eres solo un punto brillante en el cielo apagado, un diminuto punto apenas brillante que ni es trascendente, drenando tus energías te vas difuminando rápidamente, ¿No se te hace deprimente o acaso eres masoquista?, todo lo que das me lo quedo, todo lo que género es para mí, mi Venus en ti solo veo lujuria y rapidez, mi Lucero me das gracia como finges que brillas, tu luz es robada, tu calor no es tuyo, tú estás vacía y necesitas la aprobación de un necesitado como yo para pretender felicidad, ¿Te leí completamente? ¿Por qué esa cara triste? Tu realmente no me amas ni sientes el más mínimo cariño por mí, tu eres soberbia y egoísta fingiendo ser altruista, pero yo lo soy más y saldrás perdiendo porque lo quiero todo, si tú me usas yo te dejo, pero que no te extrañe que te deje sin nada. Lucero del Alba finalmente tambaleó, y encima en el firmamento terminó por perderse, habiendo ya en el cielo nocturno más Luceros, ella ya no tenía propósito y se perdió entre el tumulto de la gente, así la noche apenas comienza…

Continuación: Parte IV

No hay comentarios.:

Publicar un comentario