viernes, 20 de mayo de 2016

La última Estrella en el Cielo (Parte: V: Estrella del Norte) | Relato propio



¡Hola qué tal!, ya estamos llegando al final de este relato, después de conocer a Selene en la parte IV llega otro astro al firmamento, alguien muy particular y diferente. Si no has leído nada antes de éste relato te recomiendo que empieces por la parte I.

La última estrella en el cielo

V

Estrella del Norte




Siento una tremenda ligereza, cielo estrellado, como chocolates con almendras, estrellas centellan y mandan flashbacks, me siento limpio ya me deshice de todo ese equipaje innecesario; ya probados todos los sabores me hice sabio, no todo es tan simple, he aprendido a cuidarme de lo dulce porque tanto o mucho empalaga, me he impregnado del ácido, que a decir verdad en cuentagotas me gusta, el amargor del café me encanta, el combinar el agridulce sabor de cualquier vida. He aprendido a escalar estados de ánimo, pasar del deseo de seguir moribundo a saltar y agradecer que estoy respirando; ya la medianoche ha pasado, comienzan las Perseidas, estrellas fugaces besan la circunferencia de mi atmosfera, tan bonitas y veloces, pasan como mujeres de amor de verano; insensibles al deseo de perdurar se apagan antes de que siquiera comience algo, felices a veces vislumbro Nebulosas y otras veces Supernovas; cada estrella fugaz pasa sin nombre ni edad y apenas rostro; labios, a veces agrios, Dios sabe cuántos fueron con los que me crucé, con tantas luces que ya ni pude perseguir, me quedé flechado y yo creciendo, en mi rumbo a ser mejor persona fui tambaleando pero sin caer.


¿Quién controla los hilos? El titiritero o quien hace los caminos. Dicen que las piedras rodando se encuentran, será cosa del destino o cosa de la causalidad o casualidad que no es lo mismo, todo tiene un rumbo y hay orbitas que jamás se cruzan, hay otras que son perpendiculares, chocan y se conocen, se encuentran con la brevedad del segundero; en cambio algo me dice que encontré a mi paralelo, viendo en la lejanía entre cientos de miles de millones, entre estrellas como granos de arena, entre planetas y lunas como gotas de lluvia; mis ojos cual lanza se proyectaron al norte, bien lejos más allá del brazo más distanciado de la Vía Láctea, en ti es quien pienso ya ahora que me preguntan por quién suspiras, me pregunto ¿Por qué no te conocí antes?, quien coordina estas cosas es sabio, justo ahora es que estoy totalmente desintoxicado del pasado, es ingenioso porque tiempo atrás justo cuando comenzaba el día y todo era colorido no tenía la madurez ni la sensatez para apreciar lo diminuto, el reciclaje de emociones al contrario de lo desgraciado que pueda sonar, es revitalizador, a la vez siento que perdura, hace de lo perecedero algo inmortal. Te encuentro como te digo, lejos, incluso sin buscarte llegué listo para conocerte aun sin saberlo yo ya estaba dispuesto, tomando lo mejor de lo aprendido. Brillantez del simple mármol, ya no me llama la atención el superfluo brillar, me llama tu no sé qué, que sé que solo  tienes tú, esa estrella bien en el norte. Agité mis brazos por lo alto, mandando señales de todo tipo buscando la manera de que allá en tu lejanía me notes, me siento afortunado tu mirar pasa sobre mi quijada que tiembla ahora mismo un poco, sube por mis mejillas y casi huye por mi cien pero algo le atrae a mis pestañas y al blanco de mi cornea reflejaba ese pequeñísimo brillo y chocas con mi iris, entras por mi retina, penetras por esas neuronas especiales y te deslizas hasta hacer sinapsis con mi ser, a eso se le llama las puertas del alma, ¿verdad? El simple cruce de miradas, ese curioso par de segundos que se estiran no sé si por relatividad o por la magia del momento pero se vuelven eones y siento como si nos conociéramos de una época pasada, ¿De dónde te habré visto? Tu rostro me hace tener deja vus, el soñar me hace perderme en una vida en la que fuimos perdidos amantes; sumergido en el instante conecté palabras y de ellas contestaste con oraciones, las oraciones se volvieron largas charlas cargadas de emociones, se siente ficción como parte de mis versos los terminas tú, tu sonrisa se vuelve cómplice y solo con miradas y muecas nos podemos decir todo; nuestra vida campante, a fin de rehuir de lo cotidiano escapamos a lo diferente siempre a lo extraordinario, es divertido nos encanta lo simple y nos reta lo complicado, asumimos riesgos podemos bailar a faldas de un agujero negro a expensas de que nos coma y nos borre de la galaxia, o de trepar un árbol solo por el placer de hacerlo, brincar porque vivimos, cantar porque vivimos, juntar nuestras manos y agradecer que estamos vivos y porque el destino nos dio tantas vueltas por los lugares más recónditos en el universo pero al final termino por juntarnos. El cielo pulsátil con estrellas de todos los tamaños se mueve y danza lentamente, desde las constelaciones de Orión, la Osa Mayor, la galaxia de Andrómeda, la gran estrella Sirius, las pequeñas Enanas Blancas, los Soles, las Gigantes Rojas o las brillantes y poderosas Gigantes Azules, todas bailan y avanzan, algunas terminan escondiéndose en el horizonte, otras nacen y su brillo besa el cielo. Y tu tan lejos y particular, honestamente no puedo clasificar tu brillo o tu estatura, si bien no eres una gigante no conozco más grande persona que tú, si tu brillo no es el más intenso o cálido, es diferente, autentico, único, especial. El detalle es que estas tan lejos que se me dificulta llegarte, pero siempre tu mano está tan cerca y tan dispuesta, aunque haya cortinas de nubes y cubran todo tu cuerpo, sé que estarás detrás y no me abandonaras jamás no te apartaras de mi vida. Alguna vez dudé de esas cosas del destino pero ahora que estás acá no puedo creer que estés solo por causa del azar, compartiendo nuestra vida a sorbos, nos tomamos de la mano dirigiéndonos a ninguna parte disfrutándolo como no tienes idea, la distancia tú la acortas, me animas y me vuelves más seguro ya en nuestras charlas comienzan a sobrar incluso las palabras, tu lengua de por si habla francés y yo manejo lenguas romances, feliz por el saber de todo lo que me aportas, transmites tranquilidad a mis peores ratos de enfados amargos, a veces pones mi mente en blanco y te conviertes tú en todas las ideas que obtengo, eres aquel ángel que puede pasear por mi infierno sin quemarse, no sé qué hechizo usaste pero de alguna manera estamos tan afines, a pesar de que tú eres lo que yo no soy y que puedes estar segura de eso, de esa manera te comprendo, me comprendes, el orden al caos, de manera recíproca damos, no hay mayor interés que el de vernos felices y así nos volvemos dadivosos, por ende recibimos amor mutuo cada beso es sincero, se puede ver a kilómetros el amor que mantenemos, podrían ser años luz los que nos separan pero ese mismo amor hacer que parezcan apenas dos centímetros, nos entibiece las pequeñas cosas, podrían pasar malas rachas, malos ratos pero se vuelven aire en cuestión de segundos, el magnetismo en nuestras orbitas es el indicado y nos une esa diferencia en nuestra polaridad, ¿los polos opuestos se atraen? Sin duda, pero lo gracioso es que aun así, solo basta con saber la manera en la que me comporto para entender el porqué de tus pasos, no hay celos, por más que pasen las más bellas estrellas fugaces y las más esbeltas doncellas de la noche, no hay ojos para ellas, por más que te hablen los más poderosos astros, no tienes oídos para ellos, estamos tú y yo, compartiendo familia, amigos y espíritu, no existe posesividad porque existe la más grande confianza y cuidar tu corazón es como cuidar el mío; lo llaman almas gemelas, nadie te dice como encontrarla pero cuando llega, simplemente lo sabes, esa sensación de haber encontrado el amor verdadero y que este amor verdadero sea el amor de tu vida, el alma gemela es aquella mitad que necesita encontrarse con su contraparte para estar completada, un complemento fuertemente necesario y que motiva, apoya e incrementa cualquier campo en tu crecer como persona.

Hay una enorme necesidad de volverse a conectar, detestamos el que se nos llamé pareja por el hecho de que ansiamos fuertemente el unirnos y volver a ser uno, cada beso desata un maremoto de químicos, saliva e inunda de amor y lujuria al cuerpo, esa necesidad de buscar estar lo más cerca posible, nuestras almas empiezan a rugir la urgencia de juntarse, estas ropas estorban y las arrancamos con energía, nos deprendemos en caricias buscando ese punto en donde nuestras almas estén más cerca, de mientras entre abrazos y besos se ruboriza la piel, el sudor comienza a resbalarse los dedos no se dan abasto por intentar abarcar cada milímetro explorando la sensibilidad buscando una explosión de placer, hasta que ya no me pude contener, penetre tu cuerpo de la única manera en la que ya no se podía estar más cerca por culpa de nuestra forma carnal, al principio gentilmente pude mirarte y esa ternura en tu rostro me dio por besarte casi eternamente, o eso sentí, pude yo estar arriba de ti y con tus brazos protegiste mi espalda, después fuiste tú encima y fue excepcional la efusividad con la que hicimos temblar la galaxia, el explorar el contorno de tu cuerpo celeste el ubicar el punto en donde el placer ya no podría ser más intenso nos hizo desembocar entre gritos ahogados por nuestros labios en un río de sensaciones conocidas, desconocidas un mixto mar de fluidos que terminaron deslizándose por nuestra piel, y dentro del cuerpo, nos tomamos de la mano, nuestros poros desprenden  el vaho de amor y nuestras almas extasiadas unidas por un fino hilo de seda, ese abrazo que duro eones termino en jugar solo con nuestras miradas en las que pude apreciar esa luz en tus ojos oscuros, finalmente terminamos dormidos, no pudimos estar más cerca.

La noche ya está bien entrada, el jardín de estrellas por el que paseamos se está volviendo difuso, ya no es un cielo plenamente estrellado, muchas otras estrellas incluso algunas de las más brillantes se han apagado o han desaparecido en el horizonte. Yo estoy ahorita con un ángel, un milagro.

Oye… te quiero mucho, mucho, mucho… Tengo miedo.
El cielo, ¿Ves a tu alrededor? El cielo comienza a caerse… y no quiero decirlo pero tu brillo se vuelve tenue, te amo y temo que en esta ocasión algo se interponga y no porque vayas a desaparecer en el horizonte, más bien porque el brillo del amanecer te haga invisible en el firmamento. El estupor de solo pensarlo detiene mi aliento y te miro esperando tu respuesta.

 – Tienes razón, a mí también me cuesta aceptarlo, pero ya está por llegar el momento de separarnos y no será ni por mi culpa y mucho menos la tuya; hay veces en que la vida por circunstancias ajenas a toda malicia y por simple infortunio de los trazos del destino hay momentos dolorosos, siempre los hay y los habrá. Te amo como nunca antes había amado y yo misma lloro en mis adentros por el dolor de perderte fuiste mi amor el príncipe de mi cuento pero mi vida te prometo que estaré contigo hasta el final y no dejare de brillar hasta que el cielo por completo se apague.

Mire al cielo alrededor de mi estrella ya eran pocas las demás estrellas que brillaban, las podía contar desperdigadas por el firmamento, todas con los dedos de una mano, tenues como pequeñas linternas de gas 
Nos miramos sin derramar ni una sola lágrima por miedo a que el otro terminara desmoronándose lo sé, los dos notamos nuestras sonrisas falsas y nos reímos por un momento por el hecho de que sabemos que ambos lo notamos. De verdad te amo. Noto que quedan tres estrellas en el cielo, dos estrellas, hasta que solo quedas tú, bien difuminada y ya con el brillo del amanecer en un cielo azuloso, eres la única estrella en esa bóveda celeste, la última estrella en el cielo, ese último beso, con el dulzor del anhelo y a sabiendas que a ni uno de los dos le gusta jurar, juramos casi gritando que nos volveríamos a ver.


Terminó la noche. 

Está parte esta inspirada en está estupenda canción de Zpu, Sobran las Palabras.

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